Un universo en blanco y negro

Sí, lo voy a confesar, pública y abiertamente, no me importan las consecuencias. Lo voy a gritar a los cuatro vientos mientras desfiló casi desnuda por mis aposentos. ¿Lo digo o no lo digo? AMOOOO A ALF. ¿Por qué su nave no se estrelló en mi departamento? Maaalditaaa seaaa...  ¿Se imaginan tener a Alf de amigo? Nooooo, mi corazón no resiste a esa idea. Lo juro, te dejaría realizar todas esas llamadas graciosas que te gusta hacer. Hasta te permitiría que te comas a suertudo...

Siempre recuerdo con cariño las viejas vivencias, utilizando una de mis armas más preciadas, la nostalgia. A veces transportándome a momentos amargos, otros dulces. Puedo pasar horas pegada a la pantalla, mirando mis dibujitos preferidos, haciéndome viajar en el tiempo y bañándome en esos recuerdos tan dichosos.  La nostalgia es una herramienta difícil de usar. Necesita ser blandida con balance, o puede destruir por completo tu día. Hace años que la utilizo de forma irresponsable, para escapar de mi realidad. Estoy sumergida y perdida en esos recuerdos, a veces no sé si son del todo reales. Tal vez mi mente termina inventándome una fantasía, para apaciguar mi corazón.

Este libro me encanta, tiene más de 100 años. Es una obra que te transporta directamente a la ciudad de Cartago, durante el desarrollo de los últimos días de la tercera guerra púnica. Los giros y desenlaces que tiene en su trama política y amorosa, son más que intensos, hasta excitantes, podría decir.  Mientras más lees, más te da esa sensación de poder ver esta trama a través de los ojos de, Hiram, su protagonista. Un gran y osado capitán cartaginés. Que no solo es valiente en su parte física, es increíblemente leal y protector hacia su amada Ofir. Es verdad que los personajes a veces tienen un sabor excesivo a la idealización, pero no deja de ser hermoso

Hace unos días, me topé con una historia, que me dejó una marca bastante amarga y la quería compartir. Es la historia de Marianne Bachmeier, una mujer alemana que se convirtió en un personaje bastante notorio en 1981 cuando, durante un juicio, disparó y mató a Klaus Grabowski, el hombre acusado de violar y asesinar a su hija de 7 años, Anna.  Su acto fue impulsado por la desesperación y el dolor tras la pérdida de su hija, y por la frustración ante la posibilidad de que Grabowski pudiera ser liberado debido a tecnicismos legales.  Después de terminar de leer esta historia, quedé helada, simplemente no lo puedo creer, se me caen las lágrimas...

Hoy terminé de ver Normal People. Creo que no voy a poder levantarme de la cama por tres días, y como mínimo voy a llorar por una semana completa. Quiero un Connell en mi vida, pooor faavoor. Necesito a mi príncipe azul.  Es increíble cómo esta serie me hizo fantasear mundos imposibles. Triste y feliz a la vez.

Hay un pequeño relato que dice: Los héroes y los villanos, tienen una misma historia, basada en un dolor. La diferencia es lo que deciden hacer con ese dolor. En la mente del villano, siempre circula la idea de: "el mundo me hirió, así que yo, voy a tomar venganza". Por su contraparte, en la mente del héroe se desarrolla una idea  apenas diferente, que dice: "el mundo me hirió, así que no voy a dejar que le pase lo mismo a otras personas". Creo que, al final, solo trata de una simple reflexión. El dolor es una experiencia, que puede moldear nuestro camino en la vida.

¿Cuántos años han pasado desde que usé por última vez ese viejo blog? El cual me ayudó tanto. Hoy, después de atravesar una larga y fría tormenta, siento el impulso de volver a escribir en él. No sé qué surgirá de este regreso, solo quiero plasmar mis venenos. Es como si me hubiera quedado sin espacio donde enterrar mis emociones, y necesito dejarlas salir, compartir todo lo que mi mente de fantasía me muestra.