Estímulos

Este lugar, últimamente, se está convirtiendo en un lago profundo, el cual lleno con todo mi veneno. Es una especie de rastro que voy dejando, para que algunos encuentren respuestas del porqué voy a intentar recorrer nuevamente ese sendero. El mismo que visité hace ya varios meses atrás. La verdad es que estoy muy cansada, hasta me estoy hartando de escribir, algo que nunca pensé que sucedería. Este mes de agosto se está tornando insoportable. Volvieron esas ganas de no comer nada y dormir lo más que pueda. Estoy al límite de mi peso corporal, unos 38 kilos.

Me estoy manteniendo viva gracias a los pequeños estímulos, esos que te salvan el día, los que te mantienen la cabeza ocupada por unos momentos. Pero ya me tienen agotada. Y así pasan los días, un desperdicio de tiempo increíble. Mantengo en secreto todo lo que circula por mi cabeza, trato de no estorbar a los demás con estas cosas. Me terminé convirtiendo en un problema para mi diminuto círculo personal. Quiero romper cosas, gritar y llorar, y aunque lo haga, sigo sin encontrar respuestas. ¿Por qué soy así? ¿Cómo es que dejé que se me enfermara tanto la cabeza? Hace ocho meses que me acompaña mi ayudante terapéutica, Mariana, pero es como si no tuviera sentido. No entiendo la verdad.

Mi imaginación me contiene a diario, inventando realidades donde todo va a estar mejor. Idealizando situaciones que son, claramente, imposibles. Soy un desastre, me quiero aferrar a la primera persona que encuentre y no soltarla. No sé pedir ayuda, siempre oculto todo esto que cargo. Intentar hablar con alguien sobre lo que me pasa es un delito para mí. ¿Quién soy yo para arruinarle el día a otra persona? Y así es como voy a terminar, lo sé. Anhelo un día despertarme y que alguien me diga: “Cuki, todo va a estar bien bonita, déjame cargar con un poco de tu tristeza. Yo te entiendo, déjame cuidarte”. Palabras que harían que me desplome en el piso mientras lloro como una pequeña niña. Pero sé que no funciona así esto, es solo una fantasía mía.

Y por eso, como dije más arriba, espero que esto vaya siendo un rastro, para responder preguntas, para quienes las busquen. Algo así como las migas de pan que iban dejando, en el cuento de Hansel y Gretel. Sé que soy una persona muy débil, pero creo que todos nos merecemos ser ayudados y vivir lo mejor que podamos.

Una vez más, tengo lista mi mochila, para viajar a ese lugar que tanto sueño, es mi última voluntad. Este deseo es real, y lo mantengo totalmente oculto dentro de mí. No quiero que nadie lo vea hasta que decida el camino que vaya a tomar. Sé que la batalla en este viaje la voy a perder, y un día... simplemente, no voy a regresar de mi aventura. Y está bien, tal vez este mundo, o por lo menos este actual, no es para todos.

Me gustaría observar las estrellas hoy.



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