Padres

Hola papá, ¿estás ahí? Sé que me lees, me miras y me cuidas. A veces pienso si te sientes decepcionado de mí, ¿todavía me amas? ¿Aún sientes alegría de haberme traído al mundo?

Cuántas cosas me gustaría preguntarte. Cuántas cosas desearía contarte y cuántas otras confesarte. Intento recordar tu voz y no puedo. Se me vienen a la cabeza todas esas imágenes que tengo guardadas. ¿Recordas cuando llegabas cansado a casa y, aun así, jugabas conmigo? Cuando me decías que mentir estaba mal, mientras jugabas a tus jueguitos preferidos. Todavía recuerdo esas noches donde tenía que aprender a hacer cosas de nena, pero terminábamos viendo alguna película de acción, que no eran ni siquiera para mi edad...


Los padres... esos hombres en quienes buscamos seguridad y fortaleza. Cuando todo está mal y nuestro mundo se viene abajo, ellos están ahí, como un faro de bienestar. Pueden estar transitando la peor desolación de su vida, pero se mantienen en pie, demostrándonos que hay algo de luz detrás de tanta penumbra.

¿Alguna vez se han preguntado cómo lloran los padres? Ellos no dejan que los veamos, lo hacen a escondidas. Un día cualquiera, simplemente salen a caminar. Unos minutos después, voltean la cabeza para asegurarse de que nadie los está observando. Y ahí, dejan caer sus lágrimas, solos y sin nadie que los conforte. A veces hasta caen al suelo, mientras observan el cielo en busca de respuestas. Esas lágrimas son difíciles de secar


Te extraño papá, te amo con todo mi corazón. Gracias por enseñarme todo lo que sé. Tengo muchos problemas, lo sé. Pero trato de honorificar lo que me enseñaste, en cada paso que doy




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