Una vida sin litio, un deseo imposible

Estaba esperando poder escribir sobre esto, es algo de lo que me cuesta un horror hablar. El litio, mi amigo y enemigo, una sustancia con la que convivo desde hace mucho tiempo. Todos los días me siento encadenada, restringida, anulada. Me gustaría liberarme de estas esposas. Cada vez que ingiero estas pastillas, mi cuerpo me lo hace saber: "ES VENENO".

Pocas veces me animé a dejar de tomar este fármaco. Aunque fue solo por uno o dos días. Cuando lo hago, me siento libre, puedo ser mi yo verdadera. Empiezo a dibujar, escribir, cantar y comer con mucha energía. Si bien no tienen sentido, me hace sentir alegría. Es como si estuviera flotando en las nubes, en mi propio mundo, vagando por ahí... sin más. También encuentro y siento emociones que, del otro modo, no las tengo. Pero claro... tiene consecuencias. Rebrota mi faceta maniaca, resurge mi inestabilidad emocional y encuentro la tristeza muy fácilmente. Me vuelvo peligrosa tanto para mí, como para otros. Ellos tienen miedo, de que haga una locura, de la cual no pueda regresar. Aun así, esos días, en los que estoy libre de esta droga, son geniales. Mi mente siempre da vueltas sobre este tema, sobre todo en la noche. Estas pastillas, como dije más arriba, son veneno, y mi cuerpo me lo hace saber. Estoy transitando esa duda: ¿Qué sería mejor? ¿Llegar un poco más lejos con esta vida? O ¿Vivirla como más me gusta?, por más que esta última sea más corta. Saben... cuando este veneno no está en mi sangre, mi cerebro no se da cuenta, de lo peligrosa que puedo ser para mí misma. Sé que suena a una locura, pero no saberlo, me hace sentir bien. No me importa que mi vida se termine rápido. QUIERO SER LIBRE


Entradas populares de este blog

Épocas

Transigir

Sinfonía agridulce