Amistades en forma de píxeles

Quería escribir, un poco, sobre esta particular experiencia. La cual vengo navegando estas últimas semanas. Pero antes, un poco de contexto. Más allá, de mis problemas mentales, me considero una persona muy tímida y socialmente retraída. Me cuesta mucho conocer personas, y ni hablar de hacer amigos/as. En mi vida privada, solo dispongo de una sola amiga. Pero de forma online puedo contar un poco más, aunque con los dedos de las dos manos me alcanza. En los últimos años, mi hermosa enfermedad se ha asentado más. Y esto me hace tener más miedos y dudas a la hora de intentar relacionarme con otras personas. Me da mucho terror que me rechacen, o que descubran que no soy tan alegre y graciosa como aparento, y que en realidad soy una persona bastante triste, insegura y con demasiados problemas. Dicho esto, empecemos con esta historia


Bastante de mi tiempo, por no decir MUCHO, lo dedico a mi vida online. Y me gusta jugar videojuegos. Desearía volver en el tiempo, donde mi amiga, me daba más pelota en esta faceta. Ella casi que no juega, y las pocas veces que lo hacemos, las aprovechó al máximo. Por eso, últimamente juego sola en estos mundos online. A principio de este año, medio que me forzaron a jugar en un grupo, y la verdad, no terminó bien. Es más, diría, que fue una experiencia bastante fea. Aun así, me lleve un amigo, o bueno, es más unilateral el sentimiento. Ya no me presta mucho de su tiempo.
Después de esta experiencia, volví a jugar sola, y me puse una regla de oro, estar sola y disfrutar mis vivencias de este modo. Y así fue, durante meses. Si bien algunas personas se acercaron, las rechacé a todas. Más por esos miedos, que otra cosa. No siento arrepentimiento, la verdad, prefiero estar sola y no volver a arriesgarme. Seguramente les parezca una estupidez lo que escribo, pero soy así, mis traumas me acompañan siempre. 

Por alguna razón, hace unos dos meses, me encontraba jugando en uno de estos mundos virtuales, en un juego llamado Project Zomboid, una especie de Sims con muertos vivos. En uno de esos días, me puse a tocar la guitarra dentro del juego, una canción de Linkin Park. Y por alguna razón, un jugador pasó cerca, le vamos a decir Poroto. Se quedó sentado escuchando la canción. No sé qué me pasó, pero me cayó bien, desde el primer momento. No sé cómo explicarlo bien, lo sentía en mi interior. Al rato, lo volví a ver paseando por la ciudad, y le regalé una mochila y latas de comida. A los pocos días, conocí a su compañero, al cual le vamos a decir, Dan. Era de hablar mucho con su voz, y como vivían al lado mío, o sea eran vecinos, lo escuchaba a toda hora hablar. En un principio me aturdía, era como que su voz, me anulaba la música de Spotify que estaba escuchando jajajaja. Ese día que lo conocí, fue igual que poroto, se puso a escuchar la música que tocaba, hasta me dijo: "Gracias por el recital". Y así es como conocí a estas dos personitas. Durante varios días compartí momentos con ellos, pero, siempre manteniendo la distancia. La verdad, mis días eran mejores, con ellos dando vueltas cerca mío. Y al final, terminé compartiendo más de lo que debería con ellos. Y cuando esto pasa, una cosa lleva a la otra, y me propusieron algo, que sabía que no iba a poder aceptar. Era unirme a ellos y formar un grupito de tres personas, para jugar juntos. Y acá, es donde me atacó el terror, deben saber, que me cuesta mucho decir que no. Decir no, para mí, es una mala palabra. Y, como era de esperarse, los rechacé, pero esta vez me generó incomodidad hacerlo. Increíblemente no se molestaron, y seguimos siendo vecinos por un tiempo.
Pero, a los pocos días me invitaron de nuevo, querían que forme parte de su grupo. Y la verdad, quería decir que sí, pero era NO. Tenía que decir que NO, es mi regla de oro. Al poco tiempo, me llegó una invitación en forma de dibujo; era como esas invitaciones de cumpleaños, de la primaria. Vieron esas que dicen "Te invito a mi fiestita de cumpleaños, para pasarla bien", bueno, ese estilo. Cuando me llegó eso, no pude contener mis lágrimas. De verdad, que alguien se tome el trabajo de dibujar esta cartita y mandármela por Discord, era mucho para mis emociones.



Así y todo, tenía que decir que NO,  sentía que les iba a romper el corazón. Pero bueno, es mi regla, para protegerme no solo a mí, sino que a los demás también, de mí misma. ¿Y qué pasó? Bueno, compartí esa carta con otra persona, se la mostré. La verdad, buscaba su opinión. Y esa persona, me ayudó a tomar la decisión, me dio un empujón. El cual me asistió, para dar ese paso, que tanto quería, pero al ser tan insegura, no lo quería dar. A esta persona no se lo dije, pero tuvo mucho que ver en todo esto y tengo pendiente darle las gracias en algún momento. 




Y así, es como me anime, y entre a este grupito de dos personas, para, ahora, ser tres. ¿Qué les puedo decir? No me arrepiento ni por un segundo. Me trataron con mucho cariño desde el primer día, y como si fuera poco, me siguen la corriente con mis locuras. Además, les conté un poco de mí,  lo que soy. Y es como si no se les hubiera movido ni un pelo, me aceptaron igual. Pero lo más importante, y no sé cómo explicarlo bien. Vieron cuando ves a otra persona, ¿y esa te alegra el día? O sea, así sin más, solo por estar ahí con vos un rato, te alegra. Solo por existir... no sé si me explico, bueno, eso me pasa a mí con ellos. Y otra cosa muy importante, siento que me quieren, esto, realmente me hace bien... pero no solo eso... Dios mío, no encuentro cómo explicar. Es como si me motivasen a ser, como soy. No hay un solo momento que la pase mal. Es increíble, tarde, pero llegué a un buen puerto. Me siento muy contenta, de verdad. Seguramente, si alguien lee esto, va a pensar que soy una boluda impresionante, pero bueno...




Estoy bien.

Entradas populares de este blog

Épocas

Transigir

Sinfonía agridulce