Hoy, vas a viajar conmigo. Vamos a pasear por tus y mis recuerdos, vagando por las cascadas que generan nuestras memorias. Era tan pequeña e ingenua, pensaba que el mundo estaba hecho de caramelos.
En el colegio, mi mirada estaba siempre enfocada en el pizarrón, pero, mi mente viajaba a otro lado. Solo escuchaba, de fondo, el murmullo del salón. Mientras imaginaba que podía volar por los aires. Me ponía a mí misma en un mundo virtual, donde compartía momentos, con personajes ficticios. Podían ser de una película, aunque muchos eran de juegos. La idea de salvar una ciudad, de un monstruo, disparando magia con mis manos, era hermosa. Tenía una túnica llena de luz, y en mis pies, unas sandalias, que me permitían flotar en el aire. ¿Cómo es posible, que un mundo virtual, me entienda tanto? Algo difícil de responder, pero eran mis refugios. Toda mi vida me acompañaron. Potenciando mi imaginación de una forma increíble.
Hasta el día de hoy, sigo repitiendo el mismo hábito. Ya no miro el pizarrón, pero sí, el monitor. Mis ojos se fijan en el fondo de pantalla e imagino situaciones, donde soy la protagonista de alguna historia. Me pierdo durante horas, y mi cerebro no para de alimentarme con recuerdos e imágenes. Estos ecosistemas virtuales me cuidaron tanto. A veces, eran lo único, por lo cual, quería seguir y levantarme de la cama. Nunca me criticaban, ni me hacían sentir sola, todo lo contrario, me sumergían en una historia, donde podía ser alguien.
¿Saben cuál es la mejor parte? Hay personas que sienten lo mismo, difíciles de encontrar, pero están sueltas por el mundo. Cuando las encontrás, se siente tan bien. Es como si hablaras el mismo idioma, y todo fluye. No hay críticas, cuestionamientos o peros, que formen parte de estas conversaciones. Solo, entendimiento y vivencias similares.
En mi vida personal, tengo una sola amiga, pero ¿Online? Más de 50, aunque, últimamente, los fui perdiendo a todos. Con una mano, me alcanza para contarlos. Son, los que realmente me entienden y me quieren de verdad, por lo que soy. Los guardo en mi corazón. No sé, si son conscientes, lo mucho que los quiero y lo bien que me hacen. Nunca tuve problema en demostrar mis sentimientos, no me da vergüenza ni pena decirlos. Cada vez que tengo la oportunidad de compartir algún momento con ellos, se los recuerdo. Les doy tantas veces las gracias por formar parte de mi vida, que creo, que esa palabra perdió valor jajajaja. No me importa, amo mis amistades digitales, las quiero. Recuerdo a cada una de esas almas, es algo en lo que soy buena. Podés no volver a hablar conmigo durante años, aun así, te voy a recordar.
No tengo idea de lo que me pasa hoy. Me dieron unas ganas terribles de escribir esto. Recuerdo que en mi viejo blog, el cual eliminé, tenía una historia parecida. Me encantaría poder recuperarla, una lástima, la verdad. En su lugar, voy a dejar esta.