Rompecabezas



Un solo recipiente, con dos conciencias totalmente opuestas. Les gusta pelear, por el control total, de mí cerebro. Una, expresa, un sentimiento hiperactivo. La manía absoluta y peligrosa. Inyectando excitación y energía a toda mi mente. La realidad se desvanece. 

 

La otra, es todo lo contrario. Un estado bajo, lleno de desolación. La depresión, me clava las garras y no me suelta. Inoculando el deseo de acabar conmigo misma. 

 

Dos conciencias, que hablar idiomas diferentes y, nunca se ponen de acuerdo. Están en una guerra constante, Soy el campo de batalla. No puedo escapar, de esta pugna. Mi organismo, es esclavo de los cantos corrosivos, de estas dos malditas. 

 

A ellas, les gusta anunciar su llegada. Marchan junto a sus soldados, en forma de emociones y sentimientos, totalmente disimiles 

 

Miles de pensamientos, nadan en mi mente. Viajan demasiado rápido y, no puedo atrapar ninguno. Es confuso, resulta imposible concentrarme en algo. Pero, hay tanta energía, tantas cosas que puedo hacer. Escribir, cantar, dibujar. La inspiración y la creatividad inundan mi ser. Me siento en la cima del mundo. No se atrevan a bajarme de esta montaña. Si lo hacen, lo juro, voy a destruirlos. Solo váyanse y, déjenme sola. 

 

Luego, la luz se agota. Otra vez sola, en esta horrible oscuridad, sin poder levantarme de la cama. ¿Un cliché? Tal vez, pero es tan real, que duele. ¿Debería secar, todas estas lagrimas? No lo se. Déjame desaparecer, para nunca volver. Esa sombra, no quiere irse, me sigue a todos lados. Por favor, ya basta. ¿Como hago para curar este daño emocional? No puedo vendarme, como si se tratara de un corte. Debo buscar, una solución temporal, pero, las marcas van a quedar de por vida. Esa voz que, manipula la realidad, a su antojo. Susurrando una y otra vez... “Tal vez... solo tal vez... si clavases un cuchillo, en tu garganta... encuentres armonía 

 

Demasiadas cosas, andan mal conmigo. Y nadie, puede enmendar esto. Solo queda esperar. Que una de las dos gane y, me regale el descanso, que tanto anhelo. Quiero dejar, de romper, el corazón de los demás. Deberían ver las caras, de mis seres queridos, cuando posan sus ojos, sobre mí. Es un golpe devastador, para sus vidas. Quieren arreglarme, pero no pueden. Estoy consciente, de esto. Un lastre, difícil de arrastrar. No importa, lo que digan, se lo que soy. Y, es una mierda, no puedo hacer nada. Solo ponerme mascara tras mascara, e intentar disimular, lo más que pueda. Procurar, ser feliz, a través de los ojos, de los demás. No soporto ver a otras personas, tristes. Mucho menos, cuando la razón, es mí existencia. El deseo de ayudarlos, tanto como mis manos alcancen. Darles toda la luz que me queda. Tratarlos, con el mayor amor posible. Aunque me cueste todo. 

 

Cada día que pasa, Intento retraer, mis estados, lo más que pueda. Ocultar, los malos pensamientos. Hacer de cuenta, que todo va a estar bien. Es muy angustiante, ofrecer sonrisas, a sabiendas de que, no voy a sobrevivir, a esta pesadilla. La vida, me arrebato, tantos sueños que me hubieran gustado realizar. Hay uno, que me está matando día a día. Desde hace tiempo, me voy a dormir llorando o rompiendo algo, pensando, en poder formar una familia. Ya soy grande y, honestamente, sería poco responsable, intentar lograr esto. Es un deseo, que está completamente carbonizado. Algo, tan desconsolador, estar consciente, que no voy a lograr una identidad. Ese sendero que, me va a llevar al final, lo voy a transitar, sola. No es una frase tirada al aire, es un hecho. La lógica, siempre gana, en este asunto. 

 

No quiero sentir más esto. Pero, lo sigo intentando, hasta encontrar una salida, sea cual sea.  

 

Tengo muchas ganas, de viajar. Hace demasiado tiempo, que lo vengo posponiendo. Un viaje único, lejos, y solitario. Tantos lugares, para visitar. Océanos en los cuales nadar. Elevarme, hasta lo más alto del mundo, para encontrar mi nube. Subirme a ella y, deambular por todo el cielo, dibujando nuevas constelaciones. 

 

Hoy, vuelvo a mi departamento, luego de mi estadía, en el castillo de la locura. Una vez más, agotada, perdida y con más veneno. Antes, con un poco de ayuda, podía controlar mejor estos ataques. Ya no, cada vez que la manía aparece, deben aislarme, por unos días. Estoy perdiendo el control, a veces, me gusta definirme, no como una mujer, sino, como una tormenta, envuelta en piel humana. Lo único positivo de este periodo, es que me siento bien, llena de energía y dispuesta a hacer cosas. Por más que estén fuera de la realidad. No lo , la verdad, lo pensé mucho. Podría darle una oportunidad, y no tomar más pastillas, a ver qué pasa. Palabras y más palabras, al final, me las van a hacer tragar, como sea. 

 

Ahora regresa la tristeza, donde no puedo, ni levantarme de la cama. Llorar diez veces al día. Y, preguntarme constantemente, si esto, vale la pena. Mi amiga, ya no me entiende, los psiquiatras, prueban y exploran, sin resolver nada. A mis cercanos, les trato de explicar, lo que me pasa, pero no me comprenden. Creen que todo es una novela, una película... una exageración. Como me gustaría, que fuese verdad eso. Al día de hoy, creo que, solo hay una persona, Mariana, la cual logra asimilar mis penas. Pensar que, al principio, te odiaba. Me gustaría, que nunca te vayas. Es la única honesta, la que se atreve a decirme, que no tengo cura. Y, que todo, se va a hacer cuesta arriba, con el paso del tiempo. El sábado pasado, le hice una pregunta, la cual, parecía no sorprenderla. ¿Me ayudarías a abrir esa puerta, la que dice salida? Me dijo que no, no es el momento, queda un poco de camino por recorrer. Ella, no me miente, me imagino, que esa respuesta, tiene que tener algún valor. Me dijo también, la idea de buscar, personas que, realmente acepten lo que soy. Y, dejar de lado, las que me quieren arreglar o cambiar. Una idea, un poco egoísta, pero alegre. 

 

En fin, me tocara de nuevo, hundirme en los malos pensamientos, hasta que la manía ataque otra vez. Lo bueno, es que me agregaron de nuevo, una de las pastillas que me habían cambiado. Esta me hace tener mucho sueño, es ideal. Por lo menos, voy a poder dormir y soñar más. 

 

Soñar con un mundo, completamente silencioso. Donde la comunicación sea por telepatía. Así, podría transmitir, lo que mi cerebro, me muestra. 

 

Hay quienes piensan, que la depresión mayor, es algo que se puede superar. Y, es verdad, muchas veces, se hace más fácil, con personas alrededor. Pero, en mi caso, no funciona así. Intento mejorar todo lo que pueda, pero mi cerebro, la vuelve a activar. Es un ciclo que se repite, y jamás se va a detener. No lo logran, entender. Me ahogo una y otra vez, en este océano profundo. Sin importar las veces que intente, salir a la superficie. 

 

Supongo, que este ciclo, durara otra vez, un mes, hasta que aparezca de nuevo la otra maldita. Debo llegar a una conclusión, y, tomar una decisión. No quiero seguir así, es mi derecho, solo yo , lo que es tener que lidiar, con estos monstruos. 

 

Se acerca, otra navidad, una más. Comiendo sola, mirando alguna serie y esperando que pasen a visitarme un rato. Hago de cuenta, que no me importa. Siempre digo “No hace falta que vengas Belén, si voy a estar durmiendo”. Hasta ella sabe, que es mentira. 

No puedo hablar, no puedo salir, no puedo mantener una conversación con alguien... Me pregunto, ¿qué va a ser lo próximo que pierda? Diez años pasaron, solo perdí y perdí cosas. Nunca gane. No quiero imaginarme, en cinco años más. No hay donde correr ni ocultarse. En las batallas, me puedo defender. Pero la guerra, la voy a perder. Y me gustaría, que fuera, a mi manera y mientras tenga control, sobre mí mente. 

 

Durante la pandemia, cuando termine mis estudios terciarios. Me dije a mi misma, con este poder literario que adquirí, debo escribir un pequeño libro. Creo que voy a hacerlo, e intentar terminarlo, antes del cambio de año. Para ese entonces, debería haber llegado a una conclusión personal. 

 

...“Mamá mírame 

Dime, ¿qué ves? 

Sí, he perdido la cordura 

Papá mírame 

¿Seré libre algún día? 

¿He cruzado la línea? 

Todas las cosas que dijo 

Corriendo por mi cabeza 

Ya no es suficiente”... 

 

Hoy, es un buen momento, para ver el Rey León, junto a un rico helado. A la espera, de los soldaditos, que vienen armados, con sus rifles. Repletos de munición, sabor Litio. 







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