Borrador número 37
Se supone que la violencia es algo malo y no debería existir. Es un sentimiento lleno de maldad, con fines oscuros que nos ahogan en malas acciones.
Esos momentos donde el conflicto entra en escena, son situaciones que no me gustan presenciar. Escapo lo más rápido que puedo y si hace falta dejo un rastro dulce y lleno de flores, con el fin de calmar a los agentes que provocan esa situación.
Pero hay días, que ese sentimiento de violencia me atrae, como si me gustaran sus mecanismos de solución. Es una emoción humana mas ¿no?, debería tomarla como tal, y darle el respeto que se merece. Fantasear con la destrucción de otra persona, debería estar prohibido, no es algo que me guste hacer con mis propias manos, pero si observar a alguien hacerlo. Como si fuera un proceso de justicia propia, para calmar un sentimiento de vacío o perdida, una reacción básica humana que nos lleva a cometer locuras. Se supone que, si soy violenta contra alguien que se lo merece, está bien, ¿no?, es mi derecho ¿verdad? Cuando la ira deja de estar presente, vienen los cuestionamientos y el arrepentimiento ¿cómo pude tener semejante comportamiento? ¿quién soy yo, para lastimar de esa forma a otro ser humano? Eso tiene una respuesta, y es NADIE, no eres nadie...
Esa adjudicación infame, de creerte digno de impartir justicia con tus propias manos, es un veneno muy pesado que va a terminar inclinando la balanza a tu destrucción. La justicia humana da una sensación de satisfacción, que dura unos escasos segundos, antes de golpearte en tu noble corazón. Fuiste corrompido, ya es tarde, tu camino se torció y vas a vivir con las consecuencias.
Cuando estes a punto de morir, vas a sentir algo que no se lo deseo a nadie, un estado de confusión lleno de preguntas. Tu núcleo humano fue destruido hace tiempo, hora de pagar el precio, por intentar hacer un trabajo que no te correspondía.
Llora tanto como quieras, pero tu alma va a ser leída de arriba a abajo, no va a poder ocultar absolutamente nada. Estas sola, no hay nadie a quien proteger o impresionar... ¿Por qué lo hice?