Borrador número 6
Hay un pensamiento que viaja por mi conciencia, varias veces entre semanas. Una pregunta que me gusta hacerle a los demás, suele ser bastante engañosa, por el trasfondo que tiene.
¿Qué tanto estas dispuesta a sacrificar, para hacer felices a los demás? Y no me refiero a los cambios de hábitos o comportamientos en general. La pregunta esta más orientada a cuanto valor le das a tu propia vida. ¿La usarías como moneda de cambio? Algo así como sacrificar tu existencia, sabiendo que esa deuda va a ser saldada, con la felicidad y perfección de tus seres queridos.
Los que dicen que, si lo harían, son pocos y suelen poner por delante el bienestar ajeno, antes que el propio. Como si su vida fuera un desecho, pero en el fondo, es el amor incondicional que sienten hacia las otras personas.
Los que dicen que no, son muchos, las explicaciones son obsoletas para mí. No por el hecho de que su vida tiene mucho valor. Es que simplemente no se dan cuenta de lo que hablan.
No hay respuesta correcta, solo motivos de reflexión.
La perfección no existe, al igual que la felicidad eterna. La única entidad que puede comerciar con vidas a cambio de mentiras, son los demonios. Hay que pisar con cuidado, están en todas partes, acechando a su próxima presa.