Mi alma bromista

Algo que me divierte mucho, son las bromas sanas, esas pequeñas idas y venidas verbales con las amigas. Me gusta mucho ser molesta y que al final del día, me devuelvan las bromas con intereses. Es algo que disfruto y me hace reír, y más, cuando termino perdiendo la apuesta. 

Un día hace muchoooos años, en mi época de adolescente, pensé que poner plasticola con pasta de dientes dentro de la calza, que va debajo de la pollera, de mi amiga, era una buena idea. Ese momento, no me lo olvido más, cuando se subió la calza junto con la pollera, me clavo la mirada. Sabía que algo andaba mal, y soltó la frase, "que hiciste pelotudisima. Quería estirar la broma lo más que pudiera, pero no resulto, me quebré de la risa y no podía controlar mi cuerpo de las carcajadas. 

Encima de por si, llegábamos tarde, y se tuvo que ir a bañar. No quiero entrar en detalles, hasta donde llego la plasticola jajajaajajajaaaaajaa. Esa pollera, quedó con un olor horrible y toda manchada. La plasticola era la topolino, creo que se llamaba así, y la pasta de dientes era una para peques, de las chicas superpoderosas de frutilla, creo. Hasta el día de hoy, no me perdonan esta broma, me la recuerdan siempre. 

Pero, no termina acá, se vengaron de y fue esa misma noche. Había un árbol, cerca de la casa donde vivía con Lulu. Ese árbol, tenía como una fruta o algo así, le decíamos pica pica. Era como una pelotita que se desarmaba toda, de color amarillo. Como un diente de león, que le decíamos plumeritos acá. 

Bueno... esa noche agarro dos de esas pelotitas, las desgrano, y me las metió a la fuerza dentro de mi pijama. Esa porquería te hace picar la piel, y de forma extrema. Terminé con todo el pecho, estómago y brazos, totalmente enrojecidos, me dio como una reacción alérgica y no pude dormir en toda la noche. 

En el fondo, se la quería devolver, pero ya era hora de calmarme, o iba a escalar a una situación peligrosa jajaajajajajaj. 

Y así, termina esta historia innecesaria, que la guardo con mucho cariño. Cada vez que recordamos esto, nos morimos de risa, aunque hay amenazas de por medio.





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