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No deseábamos escuchar más su palabra, estábamos hartos y queríamos más de lo que necesitábamos, y por eso elegimos a nuestro primer rey. Alguien que nos trasmita de forma resumida y simplificada, todo ese palabrerío que decidimos ignorar. 

Las palabras de ese rey se fueron torciendo, su saliva se volvió venenosa, y nos empezó a trasmitir ideas mal digeridas, llenas de transgresiones. 

Orgullosos como somos, pensamos que estábamos en lo correcto, somos una especie superior, SOMOS el centro de nuestro sistema solar. Nada existe más allá de nuestro conocimiento. 

Empezamos a erguir ciudades gigantes en nombre de nuestra inteligencia, son metrópolis gigantescas, donde se cultiva nuestro egoísmo e individualismo. 

Las serpientes de la comunicación, se enroscan en nuestros recién nacidos, inyectando el veneno de los nuevos dioses. Cada día, queremos más y más, no podemos satisfacer esa necesidad de glotonería orgullosa. El ser humano, está mejor solo y aislado, tiene más potencial, debemos olvidarnos del resto y seguir nuestro camino egoísta. 

Cuando intentamos cuestionar estos mensajes, ellos disparan fuegos artificiales al cielo. Creando distracciones espectaculares, pero totalmente vacías, para entretener nuestros ojos y así silenciar nuestras preguntas. 

Hemos allanado el camino, para este nuevo ente, que está viajando en su canoa por los ríos de fuego. Una COSA que simular ser ÉL, pero su cuerpo esta todo tatuado con símbolos sumerios y egipcios. Cuando abras los ojos, va a ser el momento de temer por nuestra humanidad. 

Les dejamos ganar la guerra una vez más, teníamos todo para vencer, pero decidimos seguir los pasos de nuestros antepasados. 

Fundamos una nueva babilonia, que está en su mejor esplendor. 

Las palabras originales se perdieron en el tiempo, solo quedan los libros escritos por los agentes del fuego. Escrituras llenas de mentiras, que nos alejan cada vez más de la verdad. Hicieron bien su trabajo, y los dejamos entrar a nuestros corazones... ¿Por qué? 

Están en la búsqueda de lo último que nos queda, nuestro espíritu, no se lo entregues sin pelear. Por favor. 

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