Hace dos meses encontré este video, y desde entonces lo tengo guardado para mirarlo cada tanto. Son fragmentos de la vida de Ian, un personaje de la serie Shameless. Parece bastante triste el video, pero a mí me hace sentir identificada. Es bastante difícil encontrar en el arte alguien que pueda plasmar tan fielmente lo que son mis días. Las pastillas, las pocas ganas de tomarlas, lo que sentís cuando no lo haces, las personas cercanas que te molesta una y otra vez preguntando si ya las tomaste, etc. Lo que una siente sabiendo que es de por vida la ingesta de este veneno en forma circular, cuadrada y ovalada. Nunca se va a ir, va a empeorar y me va a ocasionarmás enfermedades... cosa que ya me viene pasando.
La verdad que hoy me siento bastante tranquila, ni mal ni bien, estoy acá, riéndome con Les Luthiersy llorando con alguna serie. De a poquito me voy volviendo a levantar para volver a caerme. Espero que esta vez suba tan alto antes de caer.
Me gustaría dejar de ser un péndulo que se mece de un lado a otro, de una manía a una depresión profunda. Si tal vez pudiera parar este reloj, y quedarme en el medio, donde las subidas y caídas sean más pacificas...
¿Cuántos años han pasado desde que usé por última vez ese viejo blog? El cual me ayudó tanto. Hoy, después de atravesar una larga y fría tormenta, siento el impulso de volver a escribir en él. No sé qué surgirá de este regreso, solo quiero plasmar mis venenos. Es como si me hubiera quedado sin espacio donde enterrar mis emociones, y necesito dejarlas salir, compartir todo lo que mi mente de fantasía me muestra.
Esta foto tiene tantos años, más de una década, cuando la veo... son tantos los recuerdos 💔💔💔💔 Que conversación de lo más extraña la de hoy, hace más de veinte años que nos conocemos. Cada una intento ser lo más madura posible, las lágrimas no faltaron, pero sabíamos que el día iba a llegar. Las palabras se escapan, y salen a la luz esas verdades que no queremos escuchar. Te veo feliz y contenta, una vida llena de oportunidades y caminos que recorrer.
Esta es una historia que tenía guardada, una que nunca pensé contar. Soy una mujer que, durante gran parte de su vida, pasó por traumas que nunca pude resolver. Me tocó vivir momentos de mierda, y nunca tuve a alguien que me ayude y me escuche como lo necesitaba. Soy hija única. La muerte de mi madre a los tres años y la de mi padre a los nueve me dejó sin nadie en quien apoyarme. Nadie me explicó cómo desarrollarme, cómo comunicarme o cómo afrontar las dificultades de la vida. Así que no me quedó otra que observar y aprender de otras personas, muchas de las cuales me llevaron por caminos horribles. Todo este tiempo busqué dónde encajar, un lugar donde poder desenvolverme y, lo más importante, un lugar donde me cuiden, porque realmente me hacía falta.