Feuillemort
Ayer fue un día especial, supuestamente. Un cumpleaños más, un día lleno de... nada. Hice una maratón completa de sueño, así este día se pasaba lo más rápido posible. No entiendo si estoy amargada o simplemente cansada.
Nunca fui de festejar este día, tampoco me gusta mucho que me feliciten, y mucho menos que me presten una atención especial. Pero, por lo menos, esas palabras y afecto no faltaban. Hoy, no hay nadie físicamente. Solo una persona que me cuida de mí misma y que está ahí... porque presuntamente me quiere. Mmm... ya no lo creo. Si sacara del medio esos bonos de sangre, no estaría acá.
Es algo increíble, no quedó nadie. Por supuesto que no evado mi responsabilidad en este tema. Siempre traté de ser lo más honesta posible. Me quieren porque les demuestro cariño y amor, pero no es una cuota suficiente para sanear la otra parte. De lejos me aman, de cerca me miran con tristeza y lamento. Avise que soy un ancla difícil de cargar.
Es muy desgarrador leer tantos comentarios de amor y afecto, diciendo que soy genial y que nunca cambie. Una vez más... es de lejos, porque cuando las distancias se acortan, esos sentimientos cambian. Y sí, me duele saber que esas palabras tan positivas, en la realidad, no tienen sustento. En ningún momento creo que me mientan o que me lo digan por lástima. No... realmente creo que hay personas que me aman como soy, hasta que están lo suficientemente cerca. Ahí es cuando todo cambia. Ya no responden tan seguido, las conversaciones empiezan a ser más frívolas y, de a poco, el abismo que nos separa se empieza a hacer más grande.
1
Hace unas semanas, ese hermoso Día del Padre, estallé de dolor emocional. Venía guardando muchas lágrimas y simplemente me quebré en pequeños pedazos. No puedo superar de ningún modo la pérdida de mi papá, lo veo en todos lados y lo extraño demasiado. A medida que más crezco, más pesado se hace. El tiempo no cura absolutamente nada, solo te enseña a vivir con las pérdidas. Y no logro aceptar esto. Es una herida gigante que me provoca tristeza, pero también un odio sin límites. Este odio creció con el tiempo, y me volví amargada.
Me ataqué tanto que me volví violenta por más de dos horas. No es ninguna broma. A veces me desconecto tanto de la realidad que quiero lastimar en demasía a los demás. Quiero vengarme de la vida, de alguna forma, como sea... detonar toda esta ojeriza que guardo dentro mío.
No sé dónde estoy parada. Solo empiezo a gritar como una “loca” y me dejo llevar por esta ceguera. No soy yo, no soy Constanza, es otra cosa. Una personalidad escondida y vil que sale a la superficie cada tanto. No se imaginan el miedo que me da cuando me broto de esta forma, y aún más si me pasara en público. Si solo les contase lo que sucedió esas veces... es traumático. Más de una vez usaron la violencia física en mi contra para intentar parar estos ataques mentales. Y no es que las personas que lo hicieron sean malas o violentas, no... solamente reaccionan de una forma esperada a mi agresión. Lo cual entiendo, pero mi cabeza guarda todos esos eventos. Los recuerdo bien, y los revivo cada tanto en mi mente y sueños.
Hasta ahora, lo más responsable que hice en mi vida es evitar que otras personas tengan contacto conmigo.
Luego de que estos episodios maníacos, como los llaman los “expertos”, se terminan, termino cayendo rendida en la cama. Sin energía, sin contacto con la realidad, etc... es como si solo fuera un cuerpo respirando para no morir. Y obvio, termino encerrada por días en los malditos hospitales neuropsiquiátricos. Cómo me gustaría que pudiesen pasar una estancia de una semana conmigo acá, así entenderían cuando les digo que saltar al vacío es una solución mejor.
2
La cantidad de pastillas que tomo durante el día es impresionante. Desde pastillas para mis trastornos mentales, pasando por pastillas para el corazón, para que no me infarte por la baja tensión que me generan los fármacos anteriores... hasta finalizar con vitaminas.
Una vez leí en un foro una frase en francés que decía así: “Soy un experimento químico andante, que hasta ahora ha logrado evitar que me mate a mí misma o a otros”... Esto refleja perfectamente lo que siento hoy.
¿Saben qué es lo peor? Es que no sé quién soy. Si la Constanza medicada, o la Constanza cuando no se medica. Es muy curioso cómo reacciona mi cerebro cuando dejo de tomar todo este veneno. Al principio me siento bien, con energía, hasta podría decir que feliz. Y luego caigo en una depresión o manía monumental. Unas cuantas veces desarrolle un estado de psicosis peligroso, donde escucho comandos de voz sin que haya nadie cerca. Otras, veo objetos o “personas” con forma abstracta que están quietas, como si fueran sombras. Debo admitir que varias de las veces que dejé de medicarme era para poder ver estas “cosas”.
Tengo mi propia teoría: la Constanza que no se medica es la original. Esa soy yo. E intentar explorarla es uno de los causantes de estos abandonos repentinos hacia los fármacos.
Me gustaría poder mostrarles lo que veo y siento.
3
Saben... cuando una enciende un cigarrillo, y después otro, y otro... es una misma la que deja entrar a ese demonio a su vida. Y creo que a mí me pasó lo mismo, dejé entrar esta enfermedad, fui débil. Mi mente fue tocada por el pecado, no pude rechazarlo a tiempo.
Creo que esto fue lo que más me costó entender. Dios nunca me abandonó, fui yo la que se alejó y abrió las puertas a estos seres.
Tengo algo dentro de esta cabeza, una especie de ser oscuro que no puedo sacar. Habla y habla, nunca cierra su boca ni descansa. Estoy obligada a escuchar esa voz.
ME CANSA, mucho. Y mi solución es una sola.
Quiero saltar, quiero apuñalarme la garganta, quiero lograr una sobredosis que nunca me deje volver a despertar. Tal vez así termine de una vez con este problema.
4
¿Los ángeles merecen morir? Mmmm... creo que no saben lo que eso significa. ¿Seres alados a la orden de nuestro creador? NO, NO, NO.
ES UNA METÁFORA TÁCITA QUE USA LA SOCIEDAD.
La sociedad margina a las personas con enfermedades mentales y las culpa por todo lo que hacen, en vez de ayudarlas a superar sus problemas. A veces los detesto con toda la fuerza de mi corazón.
Arcoíris y lluvia
Belleza y pena
Fiebre y fuego
Quemándome en mi estúpido cerebro una y otra vez
Tren de pensamientos
Tensión emocional
No me puedo sostener
Me estoy volviendo LOCAAA
Llama a la puerta y llamame por mi nombre
La verdad es que no sé... ¿Estoy cuerda? Obvio que sí, porque estoy tomando las pastillas de mierda. ¿O no me ves? Sí... ahí estoy, flotando en un reloj de arena.
5
Cuidado con la persona que habla con las manos. Sí, no me gusta dar ni recibir consejos, pero este es uno que me gustaría que me hubieran dado hace muchos años atrás. Estas personas son las más peligrosas de todo el planeta.
La conocí hace aproximadamente un año y medio. Ese fue mi primer contacto. Transmitía sus palabras a través de cantos de sirena, unas melodías difíciles de ignorar. Tanto entendimiento, tanto afecto, tanta diversión... no fue más que una puesta en escena para usarme de marioneta, una mascota con voluntad de defender a esta persona a su placer. Eso no es una broma. La maldad que habita dentro suyo es gigante y oscura. Disfrutó moverme como si fuera una pieza de poco valor. Hablaba privadamente conmigo, y por otro lado le contaba a sus amigos cómo era, dónde vivía, cómo me llamaba y, por último... lo que me pasaba. Todo para finalmente burlarse de mí, insultarme e intentar humillarme. Un ataque desmedido con mensajes intimidantes y burlones.
¿Por qué? Solo por placer. Así es... hay personas tan malvadas que existen para eso. Crear telarañas gigantes, hilándolas con mentiras y manipulaciones. Así pueden atrapar a sus víctimas y, cuando la tienen envenenada... intentar liquidarla.
6
Hace mucho tiempo que decidí mi final. Di todas las señales que pude, a veces en un intento desesperado por atención y contención... otras, solo para dejar escrito el porqué de mi actuar.
Ayudé en la medida que pude, e intenté hacer de este mundo un lugar mejor. O mejor dicho, intenté moldearlo de la forma que me gustaría que fuera.
Estuve equivocada todo este tiempo. Nos abandonaron hace mucho. Ya no valemos absolutamente nada. Somos responsables en su totalidad por esta línea terminal en la que vivimos.
¿Qué puedo decir...? ellos ganaron. A veces me visitan y se matan de risa frente a mí.
Hey... no soy una buena persona...
Lo avisé cada vez que tuve oportunidad.